miércoles, 22 de abril de 2015

Le Voyage dans la Lune

Tras el abandono por parte de los Lumière de su propio invento, fue George Méliès el verdadero pionero en utilizar el cine como instrumento para narrar historias. Este hecho es más crucial que los numerosos trucos mecánicos y ópticos que, con menor o mayor acierto, fue capaz de desarrollar. Aunque sus películas son simples en cuanto a argumento, estaba sentando las bases de lo que iba a ser la industria del cine.

Las primeras producciones de Méliè

 

s se limitaron a explotar la fuerza intrínseca de la imagen en movimiento incorporando pequeños trucos visuales que el mago de Montreuil fue descubriendo. Pero, a diferencia de los hermanos Lumière, Méliès se atrevió a desarrollar argumentos narrativos más complejos. A partir de 1907 su películas desarrollan un argumento durante varios minutos, con una veintena de planos, que se suceden en el tiempo como escenas o cuadros que cambien por necesidades del espacio. En varios de sus filmes como ¡A la conquista del Polo! sugiere movimientos a partir de trucos como mover los decorados.

Viaje a la luna (Le voyage dans la Lune, 1902) es tal vez la primera superproducción de la historia. Se organiza en once secuencias, la mayoría de ellos rodadas en un solo plano general con una cámara fija. Aunque está basada en la conocida novela de Julio Verne, toma elementos de varios espectáculos de ilusionismo que había hecho el mago de Montreuil en el teatro hacia 1891 (Las caras de la luna, Las desventuras de Nostradamus) y de películas suyas anteriores como La luna a un metro (La Lune à un mètre, 1898). La película carece de rótulos explicativos, aunque la Star Film redactó un folleto explicativo destinado a los explicadores de las salas (relatores que leían los intertítulos o explicaban lo que iba ocurriendo). Los decorados son tanto tridimensionales como dibujados y abundan todo tipo de trucos (maquetas, sobreimpresiones, desapariciones por pasos de manivela, ...). 

La secuencia quinta, cuando la nave se empotra en el ojo de la luna, es una de las imágenes más representativas del cine de todos los tiempos. La caída de la nave por su propio peso desde la luna hasta el mar y el rescate de la expedición pone un colofón absurdo pero brillante al filme.


La película de Méliès, que interpreta el papel de uno de los sabios, carece de cualquier intención realista y se inclina hacia la creación de un relato fantástico con numerosos golpes de efecto que intentan sorprender al espectador, desde bellas mujeres recostadas en las estrellas hasta explosiones inexplicables.

CINE ARTE

Es un tipo de cine realizado por compañías, con frecuencia pequeñas, cuya línea de producción contrasta con las que tienen como objetivo la taquilla y el consumo masivo. El cine arte cuenta con una mayor libertad creativa que el cine convencional, y suele mostrar temas controvertidos o dramáticos o utilizar recursos narrativos o cinematográficos poco habituales e incluso de difícil comprensión. Con frecuencia, el término se utiliza como sinónimo de cine de autor, debido a que las películas se identifican por el sello que su director imprime en ellas.



Comenzó a explotarse en la década de 1910, cuando no existía una diferencia entre el cine comercial o cine arte, y dichos términos no existían ni se aplicaban. Los primeros indicios de cine arte vienen de aquellos que buscaban la innovación añadiendo estética, como el caso de D. W. Griffith con El nacimiento de una nación (1915) e Intolerancia (1916). Esta tendencia continuaría desarrollándose en cintas como La huelga (1925), El acorazado Potemkin (1925) de Sergéi Eisenstein y La pasión de Juana de Arco (1928) de Carl Theodor Dreyer. Artistas contemporáneos se interesaron en el cine como Luis Buñuel y Salvador Dalí con los filmes Un chien andalou (1929) y La edad de oro (1930) apoyados por el movimiento surrealista, por entonces se daría el primer movimiento cinematográfico conocido como Cinema Pur integrado por artistas del dadaísmo como Man Ray, René Clair, Dudley Murphy y Marcel Duchamp.

Cine Surrealista

Proveniente de la poesía y de las artes plásticas, el cine surrealista mantiene muchos de sus grandes motivos: creación al margen de todo principio estético y moral, la fantasía onírica, el humor desaprensivo y cruel, el erotismo lírico, la deliberada confusión de tiempos y espacios diferentes. Sus realizadores lo utilizan para escandalizar y exterminar una sociedad burguesa mezquina y sórdida. Le otorgan a las imágenes un valor en sí mismas, recurriendo a los fundidos, acelerados, cámara lenta, uniones arbitrarias entre planos cinematográficos y secuencias.


El cine surrealista es aquel al que se aplican los conceptos y técnicas propias del Surrealismo, movimiento artístico y literario surgido en Francia en 1919 en torno a la personalidad del poeta André Breton.


Los precedentes del cine surrealista están en el más amplio movimiento del cine de vanguardia de carácter cubista y dadaísta, que comenzó a desarrollarse hacia 1925. Ejemplos de esta tendencia son Ballet mécanique, de Fernand Léger (un pintor cubista) o el filme dadaísta Entreacto (fines de 1924), de René Clair y Francis Picabia, caracterizado por la creación de metáforas visuales. Otro intento vanguardista fue La estrella de mar (1928), de Man Ray y Robert Desnos, que se limitaba a un encadenamiento de planos fundidos que constituían una serie fotográfica más que una película surrealista.

En 1928 aparece la primera película con cierto contenido surrealista, La caracola y el clerigo, de Germaine Dulac y guion de Antonin Artaud. Al año siguiente se estrena el exponente más representativo de este género cinematográfico, Un perro andaluz (1929) de Luis Bunuel, la obra maestra del cine surrealista. Buñuel continuaría su trayectoria cinematográfica con un surrealismo más combativo en La edad de oro (1930). La sangre de un poeta (1930), de Jean Cocteau, con influencias del surrealismo no fue bien recibida por el grupo surrealista y no puede considerarse perteneciente a este movimiento.